El temible Triángulo del Diablo

«No estamos seguros de hacia dónde está el Oeste…, todo está mal…, es extraño…, no podemos estar seguros de ningún rumbo… incluso el océano no aparece cómo debiera ser…».

Ese fue el último mensaje del piloto Taylor que comandaba un vuelo de prueba de 5 aviones que había salido de la base aérea de la marina de Fort Laudarle, Florida. Nunca se supo más de ellos ni del hidroavión Martin Mariner, que salió en su rescate.

Y es que el famoso, misterioso y tenebroso Triángulo de Las Bermudas o del Diablo, cubre una extensa área. Uno de sus vértices parte de Las Bermudas, atraviesa la mitad de Florida, incluyendo Fort Laudarle y muere en el Golfo de México. De ahí sale hacia Puerto Rico, donde la línea imaginaria se endereza hacia Las Bermudas, completando el triángulo.

Todo lo que se mueva en ese sector está expuesto a cualquier cosa. Unos se apuntan a que hay una fuerza magnética poderosísima, no se sabe si controlada o no, y otros aducen que es producto de los OVNIs.

Los más escépticos señalan que es producto de violentas tormentas o ciclones naturales. Pero hay dos razones en contra. El primero es que la mayor parte de los sucesos suceden entre noviembre y marzo, que no es temporada de huracanes y la segunda es que cuando ha habido tormentas, han sucedido sin aviso previo, o sea de forma sorpresiva. Algo inusual, meteorológicamente hablando.

Antecedentes históricos: Colón

Ya desde su primer viaje Colón experimentó fenómenos raros en las inmediaciones de Las Bahamas: aguas resplandecientes (blancas), brújulas descontroladas y una bola de fuego que circunvaló la nave y se hundió en el mar.

Pero la cosa no paró ahí. En junio de 1494, un extraño y enigmático tornado hundió tres de sus barcos, haciéndolos rotar sobre sí mismos tres o cuatro veces, sin haber ninguna tempestad. Y continúan las desgracias para el Almirante. En mayo de 1502, antes de partir para su cuarto y último viaje, recomendó al gobernador de La Española, Bobadilla, que anclara y amarrara la flota de 30 galeones, los cuales iban llenos de oro hacia España.

Bobadilla no hizo caso y una súbita y violenta tempestad azotó la flota llegando sólo 4 naves a España, entre ellas la que cargaba el tesoro personal de Colón. Suspicacias en la corte. Seis meses más tarde, otra flota de diecisiete naves cargadas de oro (qué casualidad) desapareció en medio de una repentina tormenta.

Debido a la pericia como marino y al conocimiento de los mares, Cristóbal Colón sobrevivió a estos extraños «accidentes», lo que le trajo dificultades en el reino español, lo que coadyuvó a su desgracia.

Poco después de Colón, en 1609, el galeón inglés «Sea Venture», transportando colonos hacia Virginia, casi al llegar a Las Bermudas se enfrentó a una violenta y terrible tempestad que casi lo hace naufragar. Llegó a puerto y ancló el barco, evacuando a los pasajeros y tripulación. Ante los ojos atónitos de todos, el barco se hundió completamente.

Un macabro balance

Hasta la fecha se encuentran clasificados unos 300 casos de desapariciones en el enigmático triángulo. Incluso se han dado muchos casos de barcos que aparecen, pero sin ningún tripulante, estando todo en orden y hasta con comida caliente en las mesas.

Otro elemento que llama poderosamente la atención es que si hay animales a bordo los encuentran vivos, excepto los que tienen la habilidad de articular palabras, como los loros y sus congéneres. ¿Por qué?

En un breve recuento de naves desaparecidas, que van desde yates, cruceros, cargueros de hasta 20 mil o más toneladas, entresacando unos 25, casi la mitad lo hizo entre octubre y marzo. La cantidad de personas desaparecidas es incalculable.

Igual sucede con los aviones, que se han esfumado hasta en grupos de cinco sin dejar rastros. Contrario a algunos casos de barcos aparecidos, aunque sin tripulación, con los aviones no sucedió lo mismo, aunque sí está la grabación del piloto norteamericano informando de anormalidades meteorológicas y técnicas.

En cuanto a naves áreas, el más perjudicado ha sido el ejército norteamericano debido a la cantidad de bases militares con que cuenta en la zona. Pero también han desaparecido submarinos, como es el caso del Tresher, orgullo de la armada USA, submarino nuclear que en su inmersión de prueba, sin saberse las causas, desapareció.

Pero hasta los satélites que orbitan la tierra cuando pasan por la zona se ven afectados, cesa la señal de trasmisión de la grabación, desapareciendo los impulsos telemétricos. Borra la cinta magnética, pero no saca el satélite de su órbita. Es tan fuerte el campo magnético del triángulo, que tendría que afectar su órbita y no sucede así.

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