El misterio de las Piedras Sagradas

La ciencia de la antigüedad prehistórica se inicia con los primeros orígenes del conocimiento humano y se hace más evidente con los documentos históricos más antiguos.

Uno de los primeros utensilios que manejó el Hombre para su supervivencia en todos los aspectos y, por tanto, documento para la historia, fue la piedra, tanto fue su uso que terminó por tener connotaciones mágicas y religiosas.

Tlalocatépetl lloraba amargamente de impotencia al ver que su amada Tonantzin, hija del rey Nepohualco, iba a ser sacrificada para dar gracias a las Piedras Sagradas, llamadas Sochule, y evitar su relación con Tlalocatépetl al que despreciaba. Nepohualco se encontraba a punto de hundir el cuchillo de obsidiana en el corazón de su joven hija cuando, de repente, la tierra comenzó a temblar bruscamente. Nepohualco perdió el equilibrio y cayó por el precipicio que había junto a aquellas Piedras Sagradas…

(Fragmento de una leyenda Tzapotleca)

Este es un ejemplo de cómo podemos encontrar en muchas culturas del pasado y del presente un elemento común y perteneciente al mundo de las creencias: las piedras.

Buscando entre esa diversidad cultural, se encuentran evidencias de esas piedras con atributos religiosos, mágicos, supersticiosos, etc., y que procuran mantener al hombre en un estado psicológico especial al asignarles esos atributos. De esta forma han representado un poder de conexión entre los hombres y los dioses. Mircea Elíade ha denotado que el culto a unas piedras sagradas no se debe a un poder especial de la piedra en sí, sino a lo que ella representa, sea un dios, un espíritu o una fuerza mágica.

El material de esas piedras no podía ser cualquiera. Así, vemos ejemplos de Piedras Sagradas artificiales como la obsidiana o el jade, muy utilizados en las antiguas culturas mesoamericanas. En este caso, para los antiguos habitantes de México, las rocas y minerales tenían un alto valor simbólico, de ahí su utilización en las vestimentas de los dioses, como la diosa nahua del agua Chalchiuhtlicue, que vestía con falda de jadeíta. También encontramos dioses muy relacionados con la obsidiana, como Itzpapotl (“mariposa de obsidiana”) o Itzlacoliuhqui (“cuchillo de obsidiana torcido”), dios del hielo y la ceguera.

Otra cultura que ha usado mucho el elemento pétreo han sido los Incas. Estos usaban un fetiche protector llamado conopa y que personificaban en unos objetos de formas muy curiosas, en muchos casos realizados en roca volcánica andestica cloritizada pulida con incisiones. Estos fetiches, que también se han encontrado hechos en cerámica, estaban íntimamente relacionados con ritos de fertilidad  Ciertos investigadores afirman que estos conopa eran considerados como amuletos mágicos o para dar buena suerte.

La Señora del Espacio habitado por los Hombres

Existió entre los incas una diosa, protectora de la tierra y de la fecundidad, a la que llamaban Pachamama (“Señora del Espacio, habitado por los Hombres). Los incas le consagraban a esta diosa unos enormes montículos artificiales hechos con piedras y que eran conocidos con el nombre de apachetas encontrándose en determinados lugares de los caminos, sobre todo en las encrucijadas de altura y en las cumbres. Para los viajeros, encontrar uno de estos montículos era un indicativo de la presencia de Pachamama y algunos Achachilas, seres  sobrehumanos protectores considerados como los espíritus de los antepasados remotos y de los que espera su ayuda en el viaje. Cuando el viajero encuentra un apacheta, este deposita una piedra sobre el montículo después de haberla frotado sobre su cuerpo para transmitirle su cansancio y recobrar nuevas fuerzas.

Sabemos por la extensa literatura, que el pueblo Inca profesaba ideas religiosas de cierta complejidad y sus manifestaciones podemos encontrarlas en casi todos los restos arqueológicos hallados hasta hoy. Un ejemplo de esto lo podemos ver en la zona central de Chile, donde levantaron varios templos destinados al culto solar, pero estos no son el objeto de nuestro estudio, sino algunos detalles artísticos de su cultura. Concretamente en Vichuquén, en las proximidades de uno de estos templos y entre los cerros fue encontrado un sol grabado en piedra y rodeado de extraños signos, al igual que en Malloa, donde también se halla un sol grabado en piedra. Pero esto no es todo. También han sido halladas piedras grabadas en el río Cachapoal (Piedra de la Batalla), en los baños de Cauquenes (Piedra del Olimpo) o la descubierta en Los Quilos, cerca del Río Blanco. En ellas se pueden observar  figuras zoomorfas, círculos concéntricos y otras manifestaciones artísticas.

Los betilos y las piedras “venidas del cielo”

Sin extendernos demasiado en las culturas mesoamericanas y adentrándonos en las orientales, nos encontramos con los curiosos betilos. Según la concepción oficial, el betilo es una piedra sin labrar o toscamente tallada y a la que se le rendía culto como representación de una divinidad ó como la divinidad en sí misma. Sus orígenes se pierden en el pasado remoto, antes de los cultos fetichistas y de marcado corte oriental. Su culto está relacionado posiblemente con los aerolitos o piedras venidas del cielo, ya que existe una afinidad entre el betilo y las hachas de piedra sin labrar a las que llamaron piedra de rayo, constituidas principalmente de sílex, diorita o serpentina, entre otros compuestos.

El culto a las piedras sagradas ya era profesado por los fenicios (recordemos que para Sanchoniaton, Betilo era un dios fenicio) y que, posteriormente, tomaron los helenos. Así de esta manera el culto a los betilos y a las piedras caídas del cielo se hizo frecuente en la antigua grecia haciéndose presente en templos y santuarios como los de la Beocia, Arcadia, Acaya, Megaridia u Orcomena, lugar este último donde se rendía culto en el templo de las Caritas a tres piedras venidas del cielo. En Acaya 30 piedras cuadrangulares fueron consideradas como símbolos de los dioses. Encontramos en Sicione una curiosidad al comprobar que se rendía culto a una piedra con forma de piramide y que representaba a Júpiter. Estos son algunos ejemplos de cómo estas hachas y betilos formaron parte de la rica religion griega.

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