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Los Profetas y la Profecía

Los Profetas y la Profecía

A pesar de que por diecinueve siglos el titulo de profeta estuvo ausente en la iglesia de Cristo, hay quienes en las últimas dos décadas lo han revivido. Hay quienes se auto-proclaman profetas hoy.  Lo peor es que al reclamar hablar la Palabra misma de Dios, consecuentemente sus supuestas “profecías” se toman con el mismo valor que la Biblia misma, pues reclama ser un mensaje de Dios mismo. Si el profeta habla por Dios, ay de aquel que desobedezca la Palabra del Señor. Muchos le llaman a las palabras proféticas de supuestos profetas modernos “Palabras ‘frescas’ de Dios,” como si las de la Biblia estuvieran muertas o pasadas de moda. Muchos inclusive toman las palabras de estos profetas, por encima de la Biblia misma, cuando sus enseñanzas son contrarias a la Escritura.

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Los profetas del Nuevo Testamento y la profecía hoy.

Los profetas del Nuevo Testamento y la profecía hoy.

Es sabido que el cesacionismo rechaza la idea de que Dios continúe revelándose por medio de los antiguos modos, por eso es importante trabajar el concepto de profecía en la Escritura. La profecía fue uno de los medios más importantes que Dios usó, y es también uno de los dones que los continuistas creen que aún son existentes y necesarios para la vida de la iglesia.

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El profeta Isaías

El profeta Isaías

Isaías es considerado como uno de los profetas más importantes de la Biblia. Su nombre significa “YHWH (el Eterno) es salvación”. Vivió en Jerusalén y sus profecías están principalmente enfocadas en Israel, Judá y otras naciones. Según la tradición judía, Isaías era de descendencia real y probablemente era primo del rey Uzías, lo cual le podría haber dado acceso a los reyes de Judá.

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El Antiguo Testamento: Los Profetas Mayores

El Antiguo Testamento: Los Profetas Mayores

Profeta es una voz griega, y designa al que habla por otro, o sea en lugar de otro; equivale por ende, en cierto sentido, a la voz «intérprete» o «vocero». Pero poco importa el significado de la voz griega; debemos recurrir a las fuentes, a la lengua hebrea misma. En el hebreo se designa al profeta con dos nombres muy significativos: El primero es «nabí» que significa «extático», «inspirado», a saber por Dios. El otro nombre es «roéh» o «choséh» que quiere decir «el vidente», el que ve lo que Dios le muestra en forma de visiones, ensueños, etc., ambos nombres expresan la idea de que el profeta es instrumento de Dios, hombre de Dios que no ha de anunciar su propia palabra sino la que el Espíritu de Dios le sopla e inspira.

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¿Profetas Modernos?

¿Profetas Modernos?

¿Quiere saber su futuro? ¿Que le adivinen la suerte? ¡No vaya a los adivinos que le cobran dinero! Vaya a una iglesia evangélica de las tantas existentes en el día de hoy, donde un “profeta” le puede anunciar una profecía directamente de Dios y en forma gratuita (supuestamente).

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El Antiguo Testamento: Los Profetas Mayores

El Antiguo Testamento: Los Profetas Mayores

Profeta es una voz griega, y designa al que habla por otro, o sea en lugar de otro; equivale por ende, en cierto sentido, a la voz «intérprete» o «vocero». Pero poco importa el significado de la voz griega; debemos recurrir a las fuentes, a la lengua hebrea misma. En el hebreo se designa al profeta con dos nombres muy significativos: El primero es «nabí» que significa «extático», «inspirado», a saber por Dios. El otro nombre es «roéh» o «choséh» que quiere decir «el vidente», el que ve lo que Dios le muestra en forma de visiones, ensueños, etc., ambos nombres expresan la idea de que el profeta es instrumento de Dios, hombre de Dios que no ha de anunciar su propia palabra sino la que el Espíritu de Dios le sopla e inspira.

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Profecías papales de San Malaquias

Profecías papales de San Malaquias


San Malaquias, irlandés, monje de Bencor y arzobispo de Ardinac, vivió en el siglo XII, escribió profecías relacionadas con todos los Papas de la Historia.

Este monje irlandés llego a predecir su propia muerte, el suceso tuvo lugar 19 días antes del fallecimiento, el cual tuvo lugar el 2 de noviembre de 1 148.

Sus profecías salen publicadas en el año 1 595 en el libro Lignum Vital de Arnoldo de Vion.

Su lista de profecías la cual esta formada por lemas relativos a los Papas, arranca con Celestino II, que vivió en 1 143.

El lema número 105, «La fe intrépida», se refiere a Pío XI, quien lucho por la paz en mundo facista y comunista. Como se sabe hoy, Pío XI se caracterizo por «ofrecer su vida por la paz del mundo».

El lema número 106, «El pastor angélico», es el lema de Pío XII quien fue llamdo el «pastor de las almas».

El lema número 107: “Pastor navegante” se refiere a Juan XXIII (1 958-1 963), quien cuando fue elegido Pontífice desempeñaba el puesto de cardenal-patriarca de Venecia, la ciudad de los navegantes, y recibía el titulo de “Pastor de Venecia “. 


Se debe tener en cuanta también que Juan XXIII fue quizás el mejor Papa en la horrenda historia de la Iglesia, todos reconocen que la vida de este Papa fue la de un “Buen Pastor”.

El lema 108 dice “Flor de las flores” en referencia a Pablo VI (1 963-1 978), asombrosamente en el escudo de este Papa figuraba, y por triplicado, la flor de la lis: la flor de las flores.

El lema 109 se refiere a Juan Pablo I (1 978) y dice: “De la mitad de la luna”.
Para empezar el nombre de Juan Pablo I era Albino y su apellido Luciani, juntos significan “luz blanca” que es el color de la luna.


Su lugar de nacimiento, Fordo de Canali, en la diócesis de Belluno, hace referencia a la luna: Bel-luno (la luna es denominada en latín como “luno” en masculino).


Continuando con las casualidades, la elección de Juan Pablo I ocurrió el 26 de agosto de 1 978 a las 6 de la tarde, esa noche fue el día astronómico de la “media luna”. También su nacimiento, el 17 de octubre de 1 912, ocurrió en cuarto creciente.

Lo mismo sucedió con la fecha de su ordenación sacerdotal, el 7 de julio de 1 935, con la elección como obispo de Venecia, el 15 de diciembre de 1 958 y como patriarca de dicha ciudad, el 15 de diciembre de 1 969, en cada una de esas importantes celebraciones hubo “media luna”.

El lema 110 dice “De la fatiga del Sol”, este es el lema dedicado a Juan Pablo II, designado pontífice un 16 de octubre de 1 978.
Karol Wojtila, nació el 18 de mayo de 1 920, coincidentemente, durante un eclipse de Sol.

De nacionalidad polaca, proviene por lo tanto de un con un sol débil, sin fuerza, donde los ríos y lagos se convierten en hielo, la temperatura desciende hasta los -30 °C.


El 13 de mayo de 1 981, con el grave atentado que fue objeto Juan Pablo II, se produjo una “caída de fuerzas” tanto en la persona del Papa como a nivel eclesiástico.


Esto resulta solo si se toma en cuenta la palabra “sol” como símbolo de la Iglesia y/o del propio Papa. Para apoyar este punto, se tiene como precedente el lema 49, “flagelo del sol”, que correspondió a Alejandro V, casualmente este personaje fue un antipapa.


Otros sucesos como los escándalos financieros de la Banca Vaticana, la teología de la Liberación, los delitos de curas pedófilos y violadores, la salida a la luz de algunos archivos secretos del Vaticano, etc.,

han deteriorado la imagen de la Iglesia, es decir están “desfalleciendo sus fuerzas”, así la profecía se cumple.

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Edgar Cayce

Edgar Cayce

Edgar Cayce nació el 18 de marzo de 1877, cerca de Hopkinsville en el estado de Kentucky. Se crió en un ambiente rural y familiar a finales del siglo XIX, rodeado de una sociedad muy religiosa, y Edgar no era menos, disfrutaba con la Biblia y su sueño era ser médico misionero, aunque no como él lo esperaba, si llegó a conseguirlo.

Ya cuando contaba con siete años, contó a sus padres que tenía visiones y poderes mentales, y que incluso hablaba con su difunto abuelo, sus padres no lo creyeron y ante la imposibilidad de compartir sus pensamientos, se refugiaba en la sagrada Biblia, libro que leyó un vez por año, llegando a llenar su vida por completo. Cuentan que una noche, se le apareció un ser luminoso, un ángel, que le pregunto que era lo que más deseaba en su vida, y el contestó que deseaba ayudar a los demás y asistir a niños y enfermos durante toda su vida.

Pero no era lo único que le sucedía, su vida estaba llena de novedades que el pronto notaba que no eran normales, a los demás no le sucedía nada parecido, y él de forma madura las asimilaba en silencio. Como cuando se quedó semidormido encima de un libro mientras intentaba estudiar, y se dio cuenta que podía memorizar los temas del colegio mientras dormía. Al despertar podía recitar el contenido entero del libro fuera cual fuera su complejidad, no importaba en absoluto. Esto le supuso muchas ventajas en sus estudios, que tuvo que abandonar a los dieciséis años para ayudar a su padres económicamente.

Un año después se traslada a Hopkinsville, donde trabaja como librero y acaba conociendo a Gertrude Evans, de quien se enamora meses más tarde. Pronto deciden casarse y formar una familia, en cuanto Edgar tuviera suficientes recursos económicos para poder realizar su sueño.

Edgar al poco tiempo contrajo una afonía que no le permitía hablar y de la que no se conocía cura alguna. Pero al poco tiempo, llegó al pueblo un famoso hipnotizador llamado Hart, al conocer la dolencia de Edgar, acepto tratar su enfermedad.

Y así fue, lo hipnotizó e hizo creer a su mente que recobraría la voz, y de hecho mientras estaba Edgar estaba bajo la influencia de la hipnosis, su voz sonaba normal, sin rastro de afonía. Pero cuando se despertó su voz volvió a mostrar los mismos síntomas de afonía que antes. Por lo visto, su cerebro no respondía a la sugestión post-hipnótica de continuar hablando claramente después de la sesión.

El tratamiento pasó a manos de un hipnotizador autodidacta, Al Layne. Este no optó por la sugestión y le preguntó durante la sesión cual era su dolencia y cómo debía curarla, entonces Edgar sorprendió a todos los allí presentes, cuando él mismo dijo, que era un trastorno psicológico que producía efectos físicos, incluso recomendó que mientras estaba inconsciente se le sugiriera que intensificara la circulación sanguínea en las zonas afectadas. Layne respetó las instrucciones. De pronto, el pecho y el cuello de Edgar se tornaron de un color rojo intenso y aumentó la temperatura al tacto. Así permaneció durante un rato, y después ordenó que antes de despertar se le dijera que regulara la presión sanguínea. Edgar despertó totalmente curado de la dolencia sufrida durante el último año.

Edgar no conocía nada sobre la medicina pero sin embargo fue el profeta norteamericano del siglo XX. Pronto se dio cuenta de que poseía el don de la clarividencia. Previó las dos guerras mundiales y las numerosas catástrofes que ocurrieron.

Edgar, en sueño hipnótico, veía perfectamente el interior del cuerpo humano y hacía diagnósticos tan precisos que sus amigos médicos recurrieron a él en muchas ocasiones. Edgar, dormido y en estado de desdoblamiento efectuaba sus clarividencias y su esposa anotaba todo cuanto decía.

En ocasiones ayudaba a la gente, bastaba con que se le dijese el nombre de la persona y el lugar donde se hallaba, no importaba la distancia, y Edgar Cayce hablaba sobre ella desvelando todas sus dolencias, luego su mujer pasaba a máquina todo lo anotado, se le enviaba el original a la persona y Edgar se quedaba la copia para archivarla.

Pero en la última parte de su vida, no solo se dedicó a curar a los enfermos, sino que también pudo comprobar que tenía verdaderos poderes de videncia tanto del pasado como del futuro de las personas.

Con los años se ampliaron sus aptitudes psíquicas, en una ocasión, salió corriendo de la habitación donde se encontraba totalmente angustiado porque acababa de ver a tres jóvenes soldados, en los que estaba pensando, que no regresarían de la guerra.

También distinguía las auras, esta energía desprendida de los cuerpos vivientes, le permitía ver el estado físico y mental de las personas.

En 1944 debilitado y cansado, hizo su última lectura, el cansancio pudo con él, y tuvo una parálisis y en 1945 perdió la vida, dejando tras de él una gran fama por la cantidad de seguidores que obtuvo.

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